Cuando un viajero elige un Parador, busca algo más que un lugar donde dormir. Quiere sentirse parte de la historia, disfrutar de entornos únicos y relajarse con todas las comodidades modernas.
Ya sea en un castillo medieval, un monasterio restaurado o un enclave natural espectacular, los Paradores de España ofrecen experiencias inolvidables para quienes desean combinar cultura, naturaleza y gastronomía en cada estancia.
¿Qué son los Paradores de Turismo?
Los Paradores de Turismo son mucho más que simples alojamientos; son lugares que te conectan con la cultura e historia de España. Desde castillos medievales hasta antiguos monasterios o palacios señoriales, cada Parador tiene su propia historia que contar, y siempre ubicado en lugares espectaculares.
Esta red de más de 90 hoteles nació en 1928 con un propósito claro: conservar nuestro patrimonio histórico y natural, mientras se ofrece a los viajeros una experiencia única. ¿Y qué hace que un Parador sea tan especial? Su capacidad de combinar tradición y modernidad, donde la comodidad y la autenticidad van de la mano.
Hospedarse en un Parador significa disfrutar de la cultura local, saborear la gastronomía típica de cada región y relajarte en entornos únicos que invitan a desconectar. Pero también es una forma de viajar de manera sostenible, apoyando la preservación del entorno y el desarrollo de las comunidades locales.
En definitiva, un Parador no es solo un lugar donde dormir: es un destino en sí mismo. Un lugar que convierte cada escapada en una experiencia inolvidable, donde el tiempo parece detenerse para que puedas disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
Historia de los Paradores Nacionales de Turismo
La historia de los Paradores de Turismo comenzó en 1928, cuando el primer Parador abrió sus puertas en la sierra de Gredos, Ávila. Este proyecto nació con una idea muy clara: fomentar el turismo en España y, al mismo tiempo, preservar el rico patrimonio histórico y natural del país. Bajo la dirección de la Marquesa de Parcent y la supervisión del rey Alfonso XIII, se buscó crear una red de alojamientos en lugares estratégicos, que mostraran lo mejor de cada región.
Desde entonces, los Paradores han crecido hasta convertirse en una red de más de 90 establecimientos, cada uno con su propia personalidad. Muchos de ellos están ubicados en edificios históricos restaurados, como castillos, monasterios, conventos o palacios, lo que permite al viajero alojarse en auténticos tesoros arquitectónicos mientras disfruta de todas las comodidades modernas.
En las décadas posteriores, los Paradores han evolucionado, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia. Han pasado de ser un proyecto para promover el turismo a convertirse en un símbolo de calidad y sostenibilidad. Hoy en día, representan una manera diferente de viajar: pausada, auténtica y con un profundo respeto por la cultura local.
La historia de los Paradores es también la historia de España, una mezcla de tradición, innovación y orgullo por un legado único que sigue conquistando a viajeros de todo el mundo.
La gastronomía en los Paradores de Turismo
Si algo distingue a los Paradores, además de sus ubicaciones únicas, es su compromiso con la gastronomía. Cada restaurante de Paradores es un homenaje a la cocina local, donde se combinan tradición y creatividad para ofrecer una experiencia culinaria única. Desde platos icónicos de cada región hasta recetas tradicionales recuperadas, los menús están diseñados para conquistar incluso a los paladares más exigentes.
Los Paradores no solo se enfocan en el sabor, sino también en la calidad de los ingredientes. Muchos de los productos utilizados son de kilómetro cero, apoyando a los productores locales y garantizando frescura en cada plato. Además, sus cartas incluyen opciones adaptadas a diferentes necesidades, desde propuestas vegetarianas hasta menús para niños.
Comer en un Parador no es solo disfrutar de una buena comida, es vivir una experiencia. Imagina saborear un cocido maragato en un antiguo convento o degustar marisco fresco frente al Atlántico. La combinación de entorno, servicio y gastronomía convierte cada comida en un momento memorable.
Ya sea para un desayuno con vistas, una cena romántica o una celebración especial, los restaurantes de los Paradores son el complemento perfecto para una estancia inolvidable.